Na Rosalinda, señora de las flores



Victoria Guzmán Cabrera

Las mujeres zapotecas nacemos, crecemos y morimos entre flores. Los colores son parte de lo que somos; nos acompañan y embellecen nuestra vida. Somos flor. Como Na Rosalinda López Toledo, mujer de 66 años originaria de El Espinal, Nación Zapoteca, quien desde hace cinco décadas ha creado con sus manos adornos florales que engalanan la cabellera de las mujeres de su pueblo. 

A los 16 años le nació el gusto por aprender este arte. Su interés surgió durante una visita ocasional a una vecina que las elaboraba. Primero, inició con flores de papel y de totomoxtle que servían para adornar los santos y adornos en las enramadas para las fiestas. Después se aventuró a otros estilos y materiales.

“Los tocados que elaborada, los ocupaban para las bodas: coronas para los padrinos de velación, para ir a dejar bebida a casa de la novia y así”.

A sus 25 años de edad Na Rosalinda formalizó su negocio de flores de tocado. Sus piezas comenzaron a adornar la cabellera de mujeres que asistían a las tradicionales velas istmeñas, portando elegantes trajes. Comenzó a venderlos en otros pueblos del Istmo, como Juchitán, Tehuantepec, Salina Cruz e Ixtepec.

Na Rosalinda dice que las mujeres le piden tocados con flores de colores, que combinen con su huipil o su traje “porque se ve más alegre”. Y ellas tienen toda la razón. 

El Comité Melendre les comparte esta historia que nos muestra otro aspecto de la belleza. La mujer zapoteca, elegante y guapa, confecciona ella misma sus adornos para embellecerse más. 

La historia de Na Rosalinda nos muestra parte del talento entre nuestras abuelas. Cada una con su gracia.


[Reseña publicada en Guidxizá, una mirada a nuestros pueblos ―Año II, N° 80, Mar 04/Feb/2014―, suplemento cultural del Comité Melendre en EL SUR, diario independiente del Istmo. Se autoriza su reproducción siempre que sea citada la fuente.]