La grieta, Maricarmen

Ilustración.- Carlos Bazán

La grieta, Maricarmen



…Luego todo parece alejarse y entonces nuestros cuerpos se buscan, Maricarmen, como si en medio de nosotras, tendidas en la cama, se empezara a formar una grieta que se ensancha y se alarga y nos separa. Nuestros cuerpos se buscan, se encuentran, se abrazan y así, apretados, mi boca busca la tuya y la besa con todo el temor que le da perderte; la besa y se mantiene unida donde tu lengua finaliza y donde empieza la vida, en ti. Pero tu boca tampoco se queda atrás, porque entonces tu boca recibe a la mía y la besa como si después de separarnos ya nunca más volviera a haber un reencuentro. Se pasea por mi rostro, por mi cuello, lo muerde; corre por todo mi cuerpo para analizarlo, para capturar mi imagen, para que tu memoria no lo olvide nunca. Mis manos se unen a mi boca y las tuyas se unen a la tuya; llegan también nuestras piernas, nuestros pies, y estamos las dos en la inmensa noche descubriendo nuestros cuerpos temerosos y amorosos; tocándonos, abrazándonos tan fuertemente, tan fervientemente porque sabemos, Maricarmen, que esa distancia está pronta, a un paso, porque nos separa y es inevitable, y es tan inseguro volver a vernos.